lunes, 26 de febrero de 2007


POSESIA - OIDA POR CASUALIDAD
CONCURSANTE JAPONESA-BIENAL EN CASA BATLLO-BARCELONA
AÑO 2004

Decidí viajer por una broma del médico: «Es una buena oportunidad, ves,
aunque quizás mueras en el camino».
Pasaporte, foto de mi marido muerto, almohada de aire...
mi equipo de viaje es pequeño y ligero.
Observo el misterio del sol poniente, que nunca se pone
a través de la ventana de mi avión que persigue al sol.
Brotan las lágrimas al ver mi poesía en la Bienal,
«Mis 80 años alegres» y recorriendo la azotea de la casa Batlló
acaricio los azulejos de Gaudí, ésos que llevan allí cien años.
Para saludarme a la española me besó un señor en las mejillas...
tenía la cara suave.
Viajando tan lejos, me quedo perpleja con esos euros
que nunca había esperado utilizar, yo, la vieja.
«¿Ogenki desuka?» (¡Hola! ¿Cómo está?),
me pregunta repentinamente alguien en japonés.
Miro hacia lo alto y encuentro la cara sonriente del inspector de pasaportes.
Me siento feliz de moverme en libertad y voy al trote por el ancho aeropuerto,
a transbordar, saboreando el gustillo del viaje,
rodeada de la cálida acogida de la gente.


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